La disortografía es un trastorno persistente de la adquisición y el dominio de la ortografía. Afecta principalmente al aprendizaje y la automatización de la correspondencia fonema-grafema (correspondencia de la unidad sonora a la unidad escrita), y por tanto, a la capacidad de representar visualmente la ortografía de las palabras. Esta dificultad específica del aprendizaje produce frecuentemente omisión de letras, inversión y sustitución de letras o sílabas en las palabras escritas.
En general, las dificultades en la escritura son más severas y persisten más tiempo que las dificultades de la lectura. Sin embrago, un niño puede presentar un trastorno específico de la ortografía sin tener dificultades en la lectura.
Las manifestaciones de los síntomas más frecuentemente observados son las siguientes:
• Adición de letras o sílabas dentro de las palabras
• Inversión de letras o sílabas dentro de las palabras
• Dificultad para respetar la entidad de las palabras (por ejemplo unir dos palabras: el día por el día)
• Dificultad para las reglas gramaticales
• Dificultades en la escritura de palabras irregulares
• Caligrafía irregular y torpe
El diagnóstico de la disortografía exige una evaluación completa de los procesos cognitivos (potencial intelectual, percepción, memoria, atención, razonamiento perceptivo, funciones ejecutivas, etc.) y en particular de la escritura, con el objetivo de confirmar la presencia de un problema específico o descartar otras dificultades que pudieran explicar las problemas en la escritura. Además, el análisis de la naturaleza y la frecuencia de los errores de cada niño permite sugerir una adecuada rehabilitación.
La evaluación neuropsicológica permite decidir las mejores adaptaciones académicas (por ejemplo: tiempo extra para redactar, ayudas visuales como recordatorio de las reglas ortográficas, uso de diccionario…) que pueden beneficiar a cada niño y ayudarle a entender sus dificultades y comprender sus puntos fuertes en los que puede apoyarse para avanzar a pesar de sus problemas.
A pesar de la naturaleza persistente de este trastorno, es primordial ofrecer al niño que lo padece una rehabilitación que le permita evolucionar y adquirir herramientas para aprender a compensar sus dificultades.
Por lo tanto, una vez realizado el diagnóstico de disortografía y explicada la naturaleza de las dificultades, la rehabilitación se orientará a las necesidades específicas y a las características de cada niño.
Se propondrá un tratamiento específico de los procesos de aprendizaje y de la automatización de la ortografía para trabajar con el niño el conocimiento de las reglas de conversión grafema/fonema y de ciertas reglas particulares ortográficas. Así mismo se centrará en el aprendizaje y uso de estrategias de visualización y memorización de la ortografía de las palabras.
Igual que con la dislexia, puede ser indicada la intervención de otros profesionales (en el mismo centro o fuera) tales como psicopedagogo, logopeda…
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